«No sirve de nada inventar una vacuna si no diseñamos un instrumento para poder inyectarla». Entrevista con Ramón Úbeda

Pregunta: ¿Qué es para ti la creatividad?
Ramón Úbeda: La capacidad de crear. Es una definición de diccionario, pero es la correcta. Se puede aplicar a todo, desde un peinado a una silla.

P.:¿Qué relación tiene con el diseño? ¿Cómo se conectan ambos conceptos?
R.U.: Cuando la creatividad se convierte en algo tangible. Y eso también sirve para todo. Puedes crear una canción, pero si la quieres grabar y comercializar, necesitarás diseñar el disco.

P: ¿Dirías que estamos en un buen momento para la creatividad y el diseño?
R.U.: Estamos en un momento extraordinario, somos una potencia internacional en creatividad. Sobre eso hice una exposición titulada Desigñ, Spanish Accent in Design, que se estrenó en el pabellón de España de la Exposición Universal de Shanghái 2010 y después viajó por diversas sedes del Instituto Cervantes.

P.: ¿Qué nos convierte exactamente en una potencia internacional en creatividad?
R.U.: Para aquella muestra elaboré un mapamundi de la creatividad española que hay repartida por el mundo y seleccioné un centenar de ejemplos que lo ilustraban. Desde Álex Trochut que entonces acababa de diseñar la portada del último disco de The Rolling Stones a Ramón F. Bach, que estaba dibujando la última entrega del cómic Civil War. Para mi, que un dibujante español esté firmando para Marvel es el equivalente a que los hermanos Gasol jueguen en la NBA. De aquello hace casi 15 años y seguimos jugando en la liga mundial. El estudio Morillas, por ejemplo, acaba de escalar este año al puesto número 6 en el ranking de la World Brand Design Society.

P.: A menudo y en muchos contextos, asociamos la creatividad al arte, a hacer ‘algo bonito’, decorativo, pero tú mismo defiendes que la creatividad y el diseño van mucho más allá, que tienen una utilidad social. ¿A qué crees que se debe esa visión generalizada tan reduccionista?
R.U.: La percepción que la sociedad española sigue teniendo de esta profesión es ese ˝de diseño” que, lamentablemente, quizás en parte por culpa nuestra, se acabó convirtiendo en una coletilla que sirve para calificar lo que se sale de lo normal. Cuando es todo lo contrario.
Se debe a que no lo hemos sabido comunicar bien y creo sinceramente que no tiene solución. Pero me resisto a pensar que es una causa perdida y sigo buscando maneras de explicar a la gente la importancia de su utilidad social más allá de lo decorativo.

P.: Vamos a poner ejemplos… Yo llego hasta a ti a través de un libro (El diseño es bueno para la salud) que, a su vez, es resultado de una de las exposiciones de las que fuiste comisario. ¿Nos puedes poner algún ejemplo de cómo la creatividad nos ha permitido y nos permite mejorar nuestras vidas?
R.U.: En la exposición y el libro que resulta de ella hay más de 500 ejemplos. El primero es la jeringuilla desechable, diseñada por un español, Manuel Jalón, un ejemplo perfecto para explicar, después de la pandemia que hemos sufrido, que no sirve de nada inventar una vacuna si no creamos —diseñamos— un instrumento para poder inyectarla.
Otro ejemplo del pasado, que me sigue pareciendo ejemplar, en este caso dentro del mundo de la publicidad, fue el anuncio televisivo de la campaña antitabaco que hizo Luis Bassat con Johan Cruyff, tras el infarto que había sufrido por fumar demasiado. Si le hubiese sucedido hoy, posiblemente le habría operado uno de los robots quirúrgicos que también se podían ver en esta exposición.
Por último, el ejemplo que la cierra es una reflexión del prestigioso estudio de arquitectura OMA sobre cómo debería ser el hospital del futuro, otro tema que nos afecta a todos.